fbpx

¿Cómo estableces tus límites personales? (parte 1)

Un favor: ¿tendrías inconveniente en responderme lo siguiente? 1) ¿Eres de las personas a la que les cuesta decir “no” cuando alguien te pide un favor a pesar de que te sientas abrumado con tus propios pendientes?, 2) ¿si una persona cercana se burla de tus sentimientos, tiendes a guardar silencio para no hacer evidente que te sentiste lastimado?, 3) ¿si un pariente cercano se pone una prenda de ropa tuya sin pedirte permiso, le permitirás que lo siga haciendo?, 4) ¿si tus compañeros se ríen de ti porque propusiste una idea inusual en una junta, te unes a sus risas para pretender que realmente no lo decías en serio?, 5) ¿si te llega un wasap del jefe en medio de una cita romántica, lo respondes aun sabiendo que no se trata de algo urgente?

Si contestaste “sí” a todas o la mayoría de las interrogantes anteriores, es probable que en tu vida cotidiana te cueste trabajo hacer valer ante otros tus límites personales, entendidos estos como las barreras emocionales o psicológicas construidas para proteger tu dignidad, mantener en alto la autoestima y garantizar tu bienestar personal. Por ejemplo, una de las maneras de ejercer dichos límites podría haber sido negarte a responder las preguntas anteriores sin que tuviera que haber una justificación de por medio.

Si bien la necesidad de ser aceptados es vital entre los seres humanos, más importante aún es darnos nuestro lugar para que otros nos valoren y respeten. ¿Por qué entonces a veces nos sentimos presionados para darle el gusto a los demás a costa de nuestra paz y felicidad interior? Melissa Urban, autora de “The book of boundaries” (“El libro de los límites personales”), afirma que esto se debe a que existe la idea equivocada de que si ponemos límites a las exigencias de quienes nos rodean, seremos juzgados como seres fríos, desconsiderados e inclusive egoístas.

Sin embargo, ¿cómo saber cuándo resultará apropiado cumplir con las expectativas de otros y cuándo nos haría bien resistirnos a ceder? Urban apunta que si la situación nos hace sentir de alguna manera incómodos, es esta la señal que necesitábamos para establecer nuestros propios límites. También deberíamos considerar el tipo de relación que llevemos con la persona en cuestión, ya que aquello que resultaría aceptable hacer por un amigo podría no serlo si se trata de un compañero de trabajo.

Convendría también tomar en cuenta que los expertos identifican varias modalidades de límites personales, ya que estos pueden ser: a) FÍSICOS, si se refieren al espacio personal (digamos que alguien curiosea en una habitación ajena sin permiso) o al contacto físico (recibir un abrazo o un apretón de manos inesperado); b) INTELECTUALES, si se relacionan con el intercambio de pensamientos o ideas (sobre todo si el interlocutor insiste en abordar creencias religiosas o ideologías políticas que no compartimos); c) SEXUALES, por ejemplo, presiones de la pareja para participar en comportamientos o acciones no deseadas; d) MATERIALES, si tienen que ver con cuestiones de dinero o pertenencias (digamos, prestar o no el coche a una amistad que no sea necesariamente cercana); e) DE TIEMPO, por ejemplo, si una persona exige demasiado tiempo de otra o no respeta su tiempo de relajación o descanso (CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA).

Cada quien sus fobias (parte 2)

NOTICIAS RELACIONADAS

MÁS NOTICIAS

Más leído