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El país está hecho un desmadre…

¿Por qué México está hecho un desmadre?, una pregunta fácil de responder; pero una realidad díficil de cambiar.

Sí, este país es mágico y entrañable; pero hoy, ¡México duele! Por ejemplo, ¿qué pasó por su mente al ver, la semana pasada, imágenes de encapuchadas jaloneando la enorme bandera nacional en la UNAM para bajarla del asta y luego quemarla?

La escena fue simbólica y verdaderamente desgarradora, porque en tanto el lienzo se consumía, las y los jóvenes aplaudían, bailaban y sonreían mientras captaban el momento con su celular… y, no, por supuesto que no se trata de minimizar que la destrucción del lábaro patrio se dio en el marco de protestas por la violación a una estudiante del CCH Sur, en la Ciudad de México.

Pero esta es solo una muestra del desorden, confusión y desconcierto que se respira… aunque el presidente asegure que hay gobernabilidad y estabilidad.

¿Por qué pues México está hecho un desmadre? Porque, como confirma el Índice de Estado de Derecho en México 2021–2022 de World Justice Project (WJP), el puntaje más alto -de 0 a 1- en cuanto adhesión a este por parte de los estados, es de apenas ¡0.49! (en Querétaro, por cierto). En el índice global, obtuvo un puntaje de 0.43; lo que lo ubicó en el lugar 113 de 139 países evaluados.

¿Y qué diantres es el Estado de Derecho? Es, puntualiza la organización internacional, “un principio rector que vincula a autoridades y ciudadanía mediante el establecimiento de derechos, obligaciones y límites para que las personas puedan vivir en armonía, acceder a mejores oportunidades, participar en las decisiones de sus comunidades, y disfrutar de una vida y un patrimonio seguros”.

Los principios en los que se basa el Estado de Derecho, de acuerdo con WJP, son: rendición de cuentas, tanto de los gobiernos, como de las personas; leyes justas; procesos justos; y mecanismos accesibles e imparciales para resolver disputas.

Pero, en México todo se resuelve con “abrazos”, mentadas, madrazos o balazos sin que haya mayores consecuencias… y de ahí la sensación de vulnerabilidad, inseguridad y miedo.

Según la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, en el tercer trimestre de este 2022, el 64.4 por ciento de la población de 18 años y más consideró inseguro vivir en su ciudad; y la inseguridad se siente (en este orden) en un cajero, en el transporte público, en el banco, en las calles que habitualmente se usan, en la carretera, en el mercado, en el parque, en el centro comercial, en el automóvil, en el trabajo, en ¡la casa! y en la escuela. El 35.2 por ciento de la población considera que la situación seguirá “igual de mal”.

Además, quienes dijeron haber visto escuchado conductas delictivas o antisociales cerca de su vivienda, revelaron que esta se vinculó con: consumo de alcohol en las calles (61.2%), robos o asaltos (52.4 %), vandalismo en las viviendas o negocios (42.7 %), venta o consumo de drogas (38.9 %), disparos frecuentes con armas (36.6 %), bandas violentas o pandillerismo (25.9 %), tomas irregulares de luz -diablitos- (14.9 %) y robo o venta ilegal de gasolina o diésel -huachicol- (3.4 %).

A lo anterior, sumemos que el 79.2 % de la población de 18 años y más explicó que los baches en calles y avenidas son uno de los problemas más importantes en su ciudad; el 56.3 % consideró el alumbrado público como insuficiente y el 55 % refirió fallas o fugas en el suministro de agua potable; el 35.2 % expresó que los hospitales saturados o con servicio deficiente representan uno de los problemas más importantes en sus ciudades.

Y por si este panorama no fuera suficiente desmadre, la encuesta estimó que en 8.9 % de los hogares en zonas urbanas existió algún tipo de violencia en el entorno familiar (le han ofendido o humillado; le han corrido de su casa o amenazado con correrlo; le han golpeado o agredido físicamente; le han atacado o agredido con un cuchillo, navaja o arma de fuego; le han manoseado, tocado, besado o se le han arrimado, recargado o encimado sin su consentimiento; y le han intentado obligarle o le han obligado a tener relaciones sexuales por la fuerza o con amenazas).

El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) registró en septiembre, la comisión de 180 mil 493 delitos; en los primeros 9 meses del año hubo 19 mil 712 homicidios dolosos, 124 mil 315 lesiones dolosas, 695 feminicidios, 380 secuestros, 25 mil 56 abusos sexuales, 11 mil 959 violaciones y 11 mil 959 robos. El 911 recibió, en el mismo lapso, 258 mil 705 llamadas por violencia contra mujeres.

Hoy, más que nunca, como escribió Octavio Paz: “Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o de ser chingado”…

¿Que no es nota?

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