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El poder de atracción del boxeo

El boxeo como actividad deportiva está en uno de sus mejores momentos. En auge en los 60, fue perdiendo atención durante muchas décadas hasta llegar a los tiempos actuales, cuando, con sus versiones más modernas como el fitboxing o el kick boxing, renace dispuesto a conquistar a toda clase de público

Cada vez son más quienes se sienten atraídos por el mundo del boxeo. Sea una moda o una filosofía de vida, el número de interesados por este deporte ha aumentado considerablemente en los últimos años.

Algunas de las nuevas variantes, como el fitboxing, una disciplina sin contactos y por equipos que cuenta cada vez con un mayor número de adeptos, o el kick boxing, que combina los golpes al saco y la música, atraen a muchos jóvenes centennials y millennials.

Por supuesto, sin dejar de lado los campeonatos homologados por los distintos organismos que regulan este deporte.

Mujeres y hombres, adultos y jóvenes, se suman a esta experiencia que ofrecen escuelas profesionales y polideportivos, dado que este deporte no entiende de razas, edades o sexos.

Encasillado, pero también terapéutico

Si bien es cierto que socialmente suele estar encasillado y arrastra aún la etiqueta de machista, por todo el espectáculo rodeado de mujeres semidesnudas que portean los carteles en cada asalto; no podemos olvidar tampoco que muchos proyectos sociales con jóvenes en exclusión se han valido del boxeo y sus valores deportivos para sacar adelante a jóvenes con un futuro incierto.

El boxeo enseña disciplina, sacrificio, trabajo en equipo, respeto y saber marcarse objetivos, consiguiendo, de ese modo, alejar a muchos adolescentes de la delincuencia y del mundo de la droga; incluso algunos especialistas lo recomiendan para corregir ciertos problemas de comportamiento y autoestima.

En lugares de gran pobreza, como en algunas zonas de Filipinas, el boxeo es un medio para salir de ella. Numerosas escuelas se dedican a formar a los campeones del futuro y muchas familias depositan todas sus esperanzas en el deportista de la casa.

En América se vive con pasión

Pese a que en algunos países no es tan popular, es un deporte muy reconocido en países como Estados Unidos, donde surgió el boxeo moderno en el siglo 19, o en México, donde cuenta con una gran cantera de campeones y una no menor afición.

Saúl “Canelo” Álvarez es el actual campeón mundial unificado absoluto de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB/WBC), el Consejo Mundial de Boxeo (CMB), la Organización Mundial de Boxeo (OMB) y la Federación Internacional de Boxeo (IBF) en el peso supermediano.

Mauricio Lara es considerado el mejor peso pluma activo del mundo, campeón de esta categoría de WBC, y Juan Francisco Estrada, titular del cinturón mundial del peso supermosca por la WBC.

Y aunque pueda parecer que la pasión de Argentina es el futbol, resulta que ahí también disfrutan con cierta intensidad del boxeo gracias a figuras como Carlos Monzón, Nicolino Locche, Sergio “Maravilla” Martínez y otros muchos.

Algo parecido sucede en Cuba, donde esta actividad es cultura más que deporte. Infinidad de campeonatos dan fe de esta tradición histórica en la isla, además de demostrar su valía en los Juegos Olímpicos.

Un caso curioso

El español Jerónimo Merino parece ser una excepción que marca la regla en el mundo del boxeo. Licenciado en periodismo, a diferencia de otros boxeadores, tiene además planta de modelo.

Descubrió su pasión por el boxeo tarde, pero nunca lo suficiente. Su idilio con el pugilismo comenzó sin buscarlo, como los mejores amores. Llegó a su vida casi por casualidad y ahí supo que lo suyo sería para siempre.

“Casualmente, en un gimnasio de barrio sacaron unos guantes de boxeo hace unos 15 años y probé, pero a nivel básico. Me gustó tanto, que luego me apunté a una escuela de boxeo con mi hermano, a modo de entrenamiento”, comentó.

Desde los comienzos como aficionado, después a amateur novel, terminó como profesional casi sin darse cuenta.

Cuando nadie creía en él, Merino apostó por el boxeo dándolo todo cada vez que subía al cuadrilátero; los hechos lo confirman, a sus 45 años, en 2022, se proclamó en Albania campeón por la Asociación de Boxeo Mundo Hispano.

“Son campeones y campeonas las que sacan a su familia adelante solos o quienes luchan contra una enfermedad, y esa es la relación con el boxeo, porque el boxeo es aguantar los golpes del otro, no pegar más fuerte”, recalca Merino.

Jerónimo Merino se levanta todos los días a las cinco de la mañana para entrenar en el centro deportivo José Valenciano, la catedral del boxeo en la capital española, y después le espera su jornada laboral diaria como profesor de Lengua y literatura en un instituto del sur de Madrid.

Según él, “todos los deportes tienen algo que enamora. Cinematográficamente es el deporte que mejor se ha vendido, fíjate en las películas de “Rocky”, lo inspiradoras que son cuando decían que campeones son los que aguantan. El boxeo va precisamente de eso, de mantenerse en pie ante las adversidades”.

Prejuicios y boxeo

La conquista femenina del boxeo no ha sido un camino fácil. En la década de los 90 se reconoce de manera profesional a las boxeadoras, pero no se incluye en los Juegos Olímpicos hasta el año 2012, en Londres.

Pese a que muchas de las competiciones llenen estadios, la mayoría de las mujeres tiene que tener otro trabajo, porque el salario de boxeadora es insuficiente, por no hablar de la falta de patrocinadores, de los insultos en algunos lugares u otros aspectos con los que nadie en una sociedad del siglo 21 tendría que lidiar.

Como en tantos otros deportes mal considerados masculinos, las competiciones femeninas son menos mediáticas, pero nombres como los de las mexicanas Laura Serrano, Jackie Nava o Mariana Juárez, la estadounidense Claressa Shields, la irlandesa Katie Taylor y la puertorriqueña Amanda Serrano son algunos que resuenan entre los aficionados.

Al tratarse de un deporte de contacto, los golpes en el boxeo son inevitables y eso hace que resulte violento para quienes no lo conocen. La cuestión es que no todo vale: existen unas normas a respetar si no quieres que te descalifiquen, además de usar protecciones, pero los prejuicios son algo común que siempre ha acompañado a esta práctica deportiva.

El hecho de que los medios de comunicación hicieran asociaciones negativas del mismo o únicamente se hablase de deportistas conflictivos y no de los valores de la disciplina, no ha ayudado a visibilizarlo de manera digna.

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