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Corre sonido, corre cámara, ¡Acción!

El Lazarillo Pacheco

“Todo, en fin, el silencio lo ocupaba” es una pieza audiovisual del realizador mexicano Nicolás Pereda, calificada en algunos ‘streams’ como una obra documental y en otros como una pieza experimental. A mí, que me tocó verla en MUBI, en donde me encontré con la grata sorpresa de descubrir una pequeña antología del director, que además es parte de la programación especial “Encuentros”, un podcast de MUBI, disponible también para nuestra audiencia que gusta hablar de cine en ‘streams’.

Jesusa Rodríguez, directora, actriz de teatro y actualmente senadora de la República, protagoniza esta pieza, e interpreta “Primero sueño”, de Sor Juana Inés de la Cruz. Es una interpretación que se ve fragmentada entre escenas que nos muestran el armado del rompecabezas que puede ser una producción audiovisual; o como yo en ocasiones, de ejercer el oficio, lo llamo: “la creación de la realidad”. Con una fuerte influencia del metacine (cine dentro del cine), el director abre con una secuencia lenta, de planos fijos de Jesusa en reposo mientras el ‘staff’ de la producción, siendo más específicos, el ‘gaffer’ (iluminador), dirige las luces hacia el rostro de la actriz, delineándolo con la luz y develando a la vista del espectador el misterio de los contrastes, algo que como fotógrafo agradecí mucho, tomando en cuenta el formato de video con el que se hizo la pieza. Entre el blanco y negro en el que se desenvuelve la historia, escuchamos indicaciones del propio director de correr la cámara, y el inconfundible «¡acción!», que da inicio al baile de la ficción; Jesusa inicia su monólogo, absorta en un tiempo infinito, como el de la cinta de la cámara que iba guardando la imagen para una reproducción posterior, cosa que también vemos dentro del documental. Una pieza fílmica mostrando el proceso fílmico. ¡BELLEZA! Siempre es muy chulo ver el noble oficio de uno desde afuera, como espectador.

Uno de los momentos que más me capturó, además del viaje por esta idea de la ficción que iba tomando forma entre los espacios secretos y obscuros de un teatro, fue un momento en el que Jesusa camina frente a una luz proyectando una gran sombra de su figura envuelta en su hábito, llega a un punto determinado y se sienta, recargando la mano sobre un barandal de madera. Justo en ese último movimiento, la sombra que se proyectaba en la pared generaba una composición cautivante. Jesusa, inmediatamente después de sentarse, pidió corte a la acción y sugirió a “Nico” que se repitiera la acción, porque la sombra de su mano no había quedado como lo buscaba. Sin hacer ningún cambio de toma, permitiéndonos ver la representación de la ficción sin cortes, se repite la toma y en esta ocasión la túnica no había dejado que Jesusa se sentará bien, por ende, la sombra no era la que se buscaba aún. Hasta el tercer intento se consigue un movimiento fluido y una sombra que logra una bella composición proyectada en la pared. Corte y queda.

Conseguir la representación de la realidad es una constante búsqueda que cómo nos acerca al objetivo, al mismo tiempo tira para alejarnos. Por eso es bello el oficio, porque todo nunca es fácil, pero siempre todo nos hace soñar, aun cuando en medio del rodaje caiga una lluvia torrencial en la que toda la producción tenga que parar.

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