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Diferimiento y reestructuras, la respuesta de la banca frente al Covid-19

En medio de la crisis el sector bancario registró un retroceso en la cartera vigente, derivado de un cambio de enfoque, de sacrificar el crecimiento en la cartera a cambio de mantener una calidad en el activo sano e impulsar los niveles de solvencia y liquidez

Justo unos días después de que concluyó la pasada Convención Bancaria, realizada aún en Acapulco, Guerrero, se decretó en México la emergencia sanitaria con motivo de la pandemia de Covid-19. Esto implicó el cierre de la economía, con los efectos que ello conllevó para las empresas y las familias.

La banca, en coordinación con las autoridades financieras, previendo el impacto que ello podría tener tanto en la actividad bancaria, como en la calidad de la cartera, empezaron a instrumentar una serie de programas para mitigar la situación.

Programa de diferimiento de pagos

Lo primero que los bancos anunciaron, previa coordinación con las autoridades, fue el programa de diferimiento de pagos de créditos entre cuatro y seis meses, ello, con el fin de dar un respiro a las empresas y familias afectados en sus ingresos por el cierre de la economía.

En un primer corte del programa, al cierre de abril del 2020, sumaban 4.7 millones de clientes que se habían adherido a este programa.

De acuerdo con la información más reciente dada a conocer por la Asociación de Bancos de México (ABM), a este programa en total se sumaron 8.6 millones de clientes, por créditos con un valor total de 1.1 billones de pesos, que representó 22% del crédito al sector privado.

Terminado este programa, entre agosto y octubre, la ABM ha asegurado que más de 75% de quienes se adhirieron, retomó sus pagos; mientras que 15% entró a reestructuras y 6% estaba en mora.

Reestructuras de créditos

En septiembre, una vez concluido el programa de diferimientos, y de manera conjunta una vez más con las autoridades, la banca lanzó un programa de reestructuras para quienes, al cierre del año pasado, seguían con problemas económicos. En noviembre hubo un primer corte en donde se adelantó que se habían reestructurado 90,000 millones de pesos en créditos.

La información de la ABM refiere que, a diciembre del 2020, 1.1 millones de clientes se habían adherido a este plan de reestructuras, y los créditos representaban 334,000 millones de pesos, 7.4% del crédito al sector privado.

De los créditos con reestructuras, 503 mil 492 eran del portafolio de consumo; 377 mil 233 eran microcréditos; 351 mil 373 de tarjeta de crédito; 64,538 hipotecarios; 31 mil 403 de pequeñas y medianas empresas y 11 mil 891 de grandes empresas, para un total de 1.3 millones de créditos reestructurados. El programa terminó el pasado 31 de enero.

Ahora, lo que han mencionado los bancos, es que están en constante comunicación con sus clientes, para ver la forma de apoyar a quienes aún tienen problemas de solvencia.

Todas estas medidas, sin embargo, no habrían sido posibles sin la intervención de las autoridades como el Banco de México (Banxico) que emitió medidas de apoyo para mantener la liquidez y estabilidad del sistema financiero, mientras que la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) fue la encargada de poner las reglas para que los programas de los bancos pudieran instrumentarse.

Recursos adicionales

Pero los bancos también, previendo un posible impacto en su cartera por la complicada situación de la economía, desde inicios de la pandemia fueron realizando reservas adicionales a las que tradicionalmente hacen, para enfrentar de mejor manera ese posible escenario.

En marzo el monto de las reservas adicionales era de 20,000 millones de pesos, el cual fue aumentando, para que al cierre de diciembre, sumara 44,000 millones de pesos, para un total de reservas preventivas de 218,000 millones en todo el 2020, según cifras de la ABM.

Crédito a la baja; captación sube

Aunque en los primeros meses de la pandemia el crédito de la banca mostró crecimientos, esto obedeció, según se ha explicado, a que principalmente empresas, hicieron efectivas las líneas de crédito que tenían con los bancos, para tener liquidez y enfrentar la complicada situación que se avecinaba. Sin embargo, desde agosto del 2020 el crédito de la banca al sector privado, empezó a registrar caídas, algo que no se veía desde hacía 11 años. De esta forma, con base en datos oficiales, en diciembre del 2020 el crédito de la banca al sector privado cayó 4.3% real anual.

Por segmento, y en términos nominales, en empresas la caída fue de 2.2%, y en consumo de 7.2% en el mismo periodo. Curiosamente y, por efectos de una alta competencia y tasas bajas, el crédito a la vivienda no ha mostrado contracción sino, por el contrario, cerró el 2020 con un crecimiento de 9.3 por ciento.

En contraparte, durante el 2020 la captación bancaria registró un crecimiento de 9.7% en su comparación anual, que representó 588,000 millones de pesos más, para alcanzar un saldo 6.6 billones de pesos. Destaca el crecimiento en el año de los depósitos a la vista con 17 por ciento.

Esto, según han explicado los banqueros, obedece a que los clientes han preferido ahorrar a endeudarse en este periodo de incertidumbre.

Indicadores financieros, sólidos

Pese a un año sumamente complicado, y derivado de las acciones que han tomado los bancos y la autoridad, el sector mantiene indicadores financieros sólidos.

La morosidad cerró el 2020 en 2.56%, un ligero incremento respecto a 2.20% de diciembre del 2019. Además, el Índice de Cobertura (Icor), que es lo que cubre la cartera vencida, es por 1.6 veces o 160 por ciento.

El portafolio que presenta el Índice de Morosidad (Imor) más alto es el de consumo, con 5.4% a diciembre, contra 4.3% del mismo mes del 2019. Dentro de éste, son los personales los que registran el más elevado con 7.2% contra 6.6% del cierre del 2020, seguido de la tarjeta de crédito con 6.9%; y el de nómina con 3.1 por ciento.

En empresas, el Imor era de 1.3% en diciembre, y en vivienda de 3.4 por ciento.

En cuanto a otros indicadores, el de Capitalización (Icap) cerró el 2020 en 17.6%, cuando el mínimo requerido es de 10.5%; y el Coeficiente de Cobertura de Liquidez (CCL) se ubicó en 227%, siendo 100% el mínimo regulatorio, con base en lo cual los bancos descartan cualquier riesgo.

Con información de El Economista

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