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Innovación y arte plasmados en azúcar

Aunque su fuerte son las calaveras, Vicky Torres se ha dedicado a crear nuevas piezas de azúcar que resaltan por su ingeniosa decoración

La festividad de Día de Muertos, la más grande de México, no se puede concebir sin los alfeñiques, dulces típicos que, junto con otras delicias mexicanas, adornan las ofrendas cada año y se han vuelto un ícono de nuestro país en el extranjero, pero no serían posibles sin el trabajo de cientos de artesanos que plasman su arte en estas figuras.

Cada una de estas piezas es decorada con dedicación y creatividad para que le guste a la gente. Así lo hace la señora Vicky Torres, quien lleva más de 34 años dedicándose a este oficio.

Aunque comenzó a realizar calaveras por la necesidad de ganarse la vida tras un accidente automovilístico que la dejó sin movilidad en las piernas, hoy es una reconocida artesana que busca innovar creando piezas que no son tan comunes.

“Yo estaba jovencita cuando mi mamá hacía este trabajo y a mí no me gustaba tanto, pero, a raíz de un accidente, me tuve que quedar en la casa, porque, aunque me daban trabajo, no era fácil para mí salir, porque mi colonia no estaba adaptada para poder salir, mi casa estaba en desnivel, vivía en la parte de abajo y para salir tenían que sacarme entre dos personas, además de que el taxi era muy caro; entonces, viendo la necesidad de que tenía que trabajar en algo, pues empecé a interesarme por lo que hacía mi mamá y empecé a ayudarle. En la temporada fuerte vendí lo que hice y me ayudó a salir de algunas deudas. Así empecé poco a poco, ahora ya no hago lo que mi mamá o todos los demás hacían, tuve que innovar, porque a la gente le gustan las cosas nuevas, poco a poco fui integrando nuevas figuras y dedicándome más de lleno, de hecho, yo trabajo todo el año, aunque claro que la venta fuerte es ahorita en octubre y noviembre”.

Con dos hijos pequeños y la necesidad de sacarlos adelante tocando en la puerta, la señora Vicky Torres empezó a hacer diversas labores; sin embargo, se decidió por el alfeñique, un oficio que su madre le enseñó, pues ella también, al quedar viuda, vio en esta actividad una manera de salir adelante.

“Después de que me quedé en silla de ruedas, busqué la manera de ganarme la vida y a todo le hacía: a barrer, a trapear, aprendí costura, me hice modista, hice un vestido de novia, serigrafía, pero todo esto lo dejé porque era muy cansado, y me decidí por el alfeñique. Antes del accidente, yo estaba casada, vivía en San Luis Potosí, era ama de casa, pero con el accidente me regresé a Querétaro porque tenía dos hijos chiquitos y necesitaba quien me ayudará a cuidarme y cuidarlos (…) cuando te sucede esto, te cambia totalmente la vida, ya dependes de todos para todo y eso es la cosa más fea que puede haber”.

Evolución: de las calaveras a las fridas

De acuerdo con la señora Vicky, lo que más se vende por ser lo más tradicional son las calaveras, pero, por la necesidad de vender, ha ido creando otras figuras, como las catrinas, las fridas, los perritos, los gatos y los mariachis.

“Empecé con las calaveras, alguna persona le encargó a mi hija unas calaveras porque sabía que yo las hacía y, pues, obviamente, con la necesidad que yo tenía, yo todo lo que me pedían intentaba hacerlo, me las llevé al centro en el tiempo que nos dejan vender ahí y empecé a decorarlas, y yo me imagino que estaban decoradas con tantas ganas que le gustaron a la gente y hasta se me formaba para ver cómo las estaba yo decorando y a que se las vendiera; así fue como me fui dando a conocer (…) después empecé a hacer otras figuras, a ingeniármelas para que sean piezas que resistan, que estén bonitas y que sean costeables”.

Un proceso lleno de dedicación

Todas las figuras están hechas a base de azúcar hervida, pintura vegetal y algunas telas que se usan para su decoración, pero llevan un meticuloso proceso de elaboración, que comienza desde la creación de los moldes.

“Todas están hechas de azúcar y pintura vegetal de colores; para las piezas grandes, que son las catrinas, uso telas para hacer los vestidos, el adorno del vestido es de azúcar, pero el vestido es de tela y también lo hago yo”.

El proceso de elaboración puede tardar varios días, incluso al crear nuevas piezas puede tomar hasta un par de años para confeccionarla y perfeccionarla.

“No podría decir cuánto tardo en una pieza, porque yo pongo una olla de azúcar y de esa olla me pueden salir de tres a cinco calaveras, no es un tiempo definido, y después de eso se tienen que dejar secar, yo siempre los dejo un día y al otro empiezo a decorarlas, si se tienen que pintar, hay que dejarlas que sequen y es otro día más. Las figuras son más elaboradas porque hay que hacerlas por piezas, hago primero el cuerpo con pies y al otro día los brazos y la cabeza, y al otro día, el pelo y el vestido; así voy trabajando por días”.

Un ejemplo del largo proceso que le toma realizar las piezas es que durante la pandemia de Covid-19 le mandaron hacer un xoloescuincle para una película; sin embargo, crear una figura desde cero le lleva un par de años.

“No es así de ‘hoy la pienso y mañana la hago’, lleva un procedimiento, por ejemplo, para hacer las catrinas me tardé dos o tres años, porque era prueba y error (…) hacer una figura nueva te lleva más de un año; en el caso del perrito, hasta el año pasado logré hacer un par de piezas que quedaron bien, este año ya hice más”.

Los moldes

Los moldes son hechos de barro para que duren y son elaborados por los mismos artesanos, un proceso que también requiere de mucha creatividad y dedicación.

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