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El sagrado ritual de la comida (parte 7 y última)

Orgullosamente, la cocina mexicana se encuentra entre las más reconocidas del mundo. Sus raíces provienen de dos tradiciones pródigas en exquisiteces culinarias, como son la prehispánica y la europea. Si bien una torta de tamal dista de ser una de ellas, es un ejemplo representativo de las dos vertientes culturales que la cobijan, ya que el trigo del bolillo y el maíz del tamal que la conforman son granos por antonomasia de uno y otro linajes.

Y es que, ¿quién podría “hacerle el feo” a unas ricas quesadillas, memelas, gorditas, enchiladas, chalupas, pellizcadas, enfrijoladas, flautas, garnachas o tostadas?, ¿o qué decir de unos deliciosos chilaquiles, sopes, esquites, panuchos, salbutes, huaraches o molotes? ¿Y qué tal unas carnitas queretanas, un pozole jalisciense, una barbacoa hidalguense, un chile en nogada, un mole negro oaxaqueño, una cemita poblana, unos tacos de cochinita pibil, un machacado norteño, un huachinango a la veracruzana, unas tlayudas o un guacamolito, acompañados de un espumeante chocolate o un apetitoso atolito, para rematar con un caballito de tequila o una copita de mezcal, charanda, sotol, xtabentún, damiana o bacanora, o bien una jicarita de pulque, tepache, chicha, chileatole o tesgüino?

Si bien muchas de las delicias con las que nos chupamos los dedos son abundantes en calorías, esto no representaba un problema para nuestros antepasados, quienes distaban de llevar la vida sedentaria que ahora nos caracteriza, además de que los platillos tradicionales son pródigos en ingredientes naturales. Sin embargo, en los tiempos actuales, los mexicanos hemos llegado a sentir una predilección tal por los alimentos industrializados (incluidos los embutidos, las sopas instantáneas y los refrescos de cola), que segmentos mayoritarios de la población transitan, desde hace varias décadas, por los peligrosos terrenos de la desnutrición y la obesidad.

De acuerdo con datos de la Federación Mundial de la Obesidad, México se encuentra en el quinto lugar a nivel mundial de personas obesas (21 millones de mujeres y 15 millones de hombres padecen de esta condición). Si bien solíamos tomar a broma nuestros alimentos ricos en “Vitamina T”, una dieta a base de tortas, tacos, tamales, tlacoyos o totopos se aleja notablemente de las recomendaciones alimentarias de los nutricionistas. Afortunadamente, un alimento natural originario de México se encuentra entre los más saludables del mundo: el aguacate. Libre de colesterol, solo contiene 15 gramos de grasa por cada 100 gramos. Es una grasa ‘buena’ debido a sus ácidos grasos monoinsaturados, por lo que su consumo reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares y ayuda a prevenir la arterioesclerosis. Además, la mitad de un aguacate contiene más potasio que un plátano entero.

El aguacate es uno de los nueve alimentos que deberíamos comer a diario para mantenernos saludables, de acuerdo con un artículo publicado el lunes pasado por “The Times”, de Londres. Los otro ocho alimentos que en este se recomienda ingerir día a día son: una manzana; cereales integrales, tales como quinoa, avena y centeno; un vaso de leche; verduras; un puñado de frutos secos; una cucharada de aceite de oliva; un complemento multivitamínico y una porción de yogurt natural.

Bibliografía consultada: Peta Bee (abril 8, 2024). “The 9 things you should eat every day to stay healthy”, The Times (Londres). Octavio Paredes López (et al.) (2006). “Los alimentos mágicos de las culturas indígenas mesoamericanas”. CDMX: Fondo de Cultura Económica.

El sagrado ritual de la comida (parte 6)

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