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Hablemos de situaciones de emergencia

Aunque oficialmente la temporada de huracanes inicia en mayo con la temporada de lluvias, realmente los meteoros más fuertes y destructores ocurren con mayor frecuencia en los meses de septiembre a noviembre.

Estos días vimos el primer embate fuerte en las costas del Caribe y el Golfo de México con el huracán Grace, que entró a territorio nacional por la Península de Yucatán y causó los peores daños a muchos kilómetros de las costas, especialmente en la zona centro de Veracruz y en la zona metropolitana de Xalapa, la capital.

En este caso, es necesario insistir en la importancia del trabajo de medios y periodistas en la cobertura de estos acontecimientos, no solo para informar sobre los efectos de los meteoros, sino para brindar información útil y necesaria a la población para que pueda tomar decisiones a tiempo.

La peor cobertura es la que a veces impera y es la que solo se concentra en el desastre que queda tras el paso del meteoro, en vez de informar permanentemente sobre las situaciones de riesgo antes de que sucedan las tragedias.

Eso sí, es importante aclarar que no existen los desastres naturales, existen fenómenos naturales que a su paso dejan un desastre por incompetencia e irresponsabilidad humana.

¿Cómo podemos mejorar el abordaje de estos temas desde la prensa? Hay tres momentos muy claros y en todos debemos analizar el entorno social, económico y político.

Antes de la emergencia

Medios y periodistas debemos contar historias sobre aquellas regiones que históricamente están en riesgo porque son zonas costeras, que tienen infraestructura débil o ausencia de ella para comunicarse entre sí. Debemos hablar de las colonias, comunidades y asentamientos humanos en laderas y orillas de ríos y arroyos para mostrar su alta vulnerabilidad ante huracanes, tormentas, inundaciones, deslaves y otros fenómenos, sin olvidarnos de las características de las personas que allí viven.

Este tipo de coberturas debe poner el acento en la responsabilidad de las autoridades y las poblaciones para atender estas vulnerabilidades, para que cuando sepamos de la cercanía de una tormenta o huracán, se puedan establecer mejores planes de acción y desalojo.

Durante la emergencia

Hay que estar más allá del típico reporte sobre cómo va moviéndose el meteoro en el satélite y estar atendiendo las acciones de contención de los efectos que pueda generar, reportear sobre cómo se realizan las acciones de desalojo y traslado a albergues, ir a esos refugios a constatar que haya insumos, espacio y alimentos suficientes o comprobar para cuánto les alcanza.

Eso muestra si hay capacidad de atención o en su caso podremos documentar a priori que las autoridades se verán rebasadas.

¿Y qué tal los protocolos de protección civil y seguridad ciudadana para evitar rapiña?

Después de la emergencia

Si hicimos la tarea anterior, el trabajo de seguimiento a los efectos negativos será mucho más certero y seguro y nos permitirá, además, poner el acento en las responsabilidades de quienes por acción u omisión hicieron que los daños fueran mayores.

El trabajo periodístico debe ir más allá del recuento de los daños: debe ver las responsabilidades políticas, sociales y económicas de todas las partes involucradas e incluso contar las historias de aquellos y aquellas que se puedan beneficiar por lo sucedido.

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*Periodista, autor del “Manual de Autoprotección para Periodistas” y de la “Guía de buenas prácticas para la cobertura informativa sobre violencia”. Conduce el programa “Periodismo hoy”, que se transmite los martes a las 13:00 h, por Radio Educación.

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