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¿Un galimatías?

Criticar a los periodistas y a los medios de comunicación es uno de los deportes favoritos del presidente López Obrador… y en muchas de sus apreciaciones tiene razón; este es, además, un buen momento -si en verdad queremos un mejor país para nuestros hijos- para que quienes formamos parte del gremio reflexionemos sobre la parte que nos toca.

Sabemos perfectamente de qué pata cojea el ejercicio periodístico en México, los vicios y carencias en muchos sentidos son más que evidentes… El periodista Ryszard Kapuściński resumió magistralmente en una sola frase uno de los problemas fundamentales: “Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante”.

Sin embargo, el mandatario se equivoca; no es cierto -como aseguró la semana pasada- que en el país no haya un periodismo profesional y ético.

Sí existe, y está conformado por un sinnúmero de hombres y mujeres que día con día -atrás de una grabadora, una libreta, un micrófono, una pluma, una máquina de escribir, un teléfono inteligente o una computadora- siguen creyendo, al igual que Gabriel García Márquez, que “Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”.

Hombres y mujeres a los que de forma injusta e insensata AMLO mete en el mismo saco pese a que ejercen su profesión con dignidad, para luego colgarles etiquetas con las palabras “decadentes”, “mentirosos”, “conservadores”, “echados a perder”, “corruptos”, etc.; y exhibirlos ante sus idólatras, en las “benditas redes sociales”, a quienes les dice estar muy agradecido por defenderlo.

El problema de López Obrador es que sus señalamientos representan un galimatías, porque busca precisamente lo que tanto le ha reprochado a la prensa: la cercanía con el poder; es decir, olvida que él -hoy- representa al poder.

Y entonces su rasero para medir al buen periodismo, al periodismo patriota, no es el ejercicio de la libertad de prensa como el valor sublime; es la defensa a su persona, a sus acciones, a sus decisiones y a su gobierno… lo que pretende, pues, son los aplausos… la no crítica, y no ha tenido empacho para declararlo así; aunque en el fondo contradiga el pensamiento de los personajes a quienes pone de ejemplo:

“Hay un periodismo que se dirige al poder. Es un periodismo que no satisface su misión social. Porque la misión social es la comunicación con la gente, el público, los lectores”, Miguel Angel Granados Chapa

“La rebeldía es la vida: la sumisión es la muerte”: Ricardo Flores Magón

“Un pueblo puede agitarse por lo que la prensa diga, pero puede morir por lo que la prensa calla”: Francisco Zarco

“No entiendo un periodismo sin ideales. Ni el reporterismo, ni la entrevista, ni el reportaje, ni el artículo, ni la crónica, ni el editorial, ni mucho menos géneros de tan comprometido ejercicio como la columna, pueden llevarse a cabo sin un ideal, ¿cuál es ese ideal? Servir a nuestro país con los recursos del periodismo”: Manuel Buendía

“La emisión de las ideas por la prensa debe ser tan libre como es libre en el hombre la facultad de pensar”: Benito Juárez

Así las cosas, la actitud del presidente lo coloca hoy al mismo nivel de sus “adversarios”, a la altura de esos a los que su perseverancia derrotó en las urnas… y lo iguala con quienes han reducido el periodismo a viles relaciones públicas.

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