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Presas queretanas pierden 40% de agua por evaporación: especialista

De acuerdo con el ingeniero Miguel Álvarez Sánchez, una de las ventajas de las presas subterráneas es que, a diferencia de las construidas sobre tierra, el agua que contienen las primeras no se contamina, ya que estas se nutren de la filtración del líquido, lo que permite su pureza

La evaporación del agua de las presas sobre tierra, en algunos puntos de la República Mexicana, puede ser de entre el 70 y 80 por ciento de la capacidad en que se encuentre el embalse, tal es el caso de Coahuila, donde la pérdida de líquido por este factor llega hasta 70 por ciento. En el estado de Querétaro, la evaporación fluctúa entre el 30 y 40 por ciento anual, pero esta depende de la ubicación de la presa, el clima, el aire y la intensidad del sol.

Las estimaciones mencionadas fueron dadas a conocer por Miguel Álvarez Sánchez, director general de una empresa instalada en la entidad queretana dedicada a la construcción de presas subterráneas, definidas por él mismo como aquellas estructuras impermeables que se construyen sobre un basamento, también impermeable, en un estrato permeable o de alta porosidad, con el objeto de que, en este, se pueda almacenar agua y evitar la evaporación.

“Esto provoca que el agua se almacene, que suba de nivel y, entonces, una vez controlada, captarla, conducirla y extraerla”, expuso el directivo de la compañía que cuenta con la patente número 347027, la primera de México en el área de geohidrología, lo que la convierte en la única empresa del país que puede desarrollar este tipo de proyectos.

Agua para uso humano, agrícola y ganadero

De acuerdo con el ingeniero queretano, el agua almacenada en dichas estructuras puede ser utilizada por los humanos, o bien, en la agricultura y en la ganadería. Agregó que una de las ventajas de las presas subterráneas es que, a diferencia de las construidas sobre tierra, el agua que contienen las primeras no se contamina, ya que estas se nutren de la filtración del líquido, lo que permite su pureza.

“La capacidad que tienen las presas bajo tierra es la capacidad que entrega la naturaleza. Se perfora un pozo, ni siquiera se ha visto el agua, se perfora el pozo y hasta después de que se perfora, se hace un aforo para saber cuánta agua puedes extraer de ese pozo, y esa agua es la que la naturaleza te da. Lo mismo en las presas bajo tierra: ¿Qué capacidad tiene una presa bajo tierra? La capacidad que tiene es la capacidad de agua que te entrega la naturaleza. Tratamos de que siempre tengamos la capacidad suficiente para atender la demanda humana y agrícola”, refirió.

Mencionó que, al tomar solo la cantidad de agua suficiente para atender las necesidades, este tipo de sistemas se vuelve sustentable, pues los excedentes pueden continuar su curso.

“Es una alternativa a la solución del abasto de agua. (…) Al estar de manera subterránea el agua, en grandes tormentas, grandes eventos debido al cambio climático, a nosotros nos puede favorecer por la gran infiltración, o la infiltración que se queda después de las lluvias. Aquí lo malo es que las lluvias torrenciales, las lluvias debido al cambio climático, provocadas por el hombre, sí hacen daño, sí afectan a las ciudades, sí provocan desorden, provocan desgracias, pero el cambio climático es culpa del hombre 100 por ciento”, sostuvo.

Hay 2 presas subterráneas en Querétaro

Miguel Álvarez informó que, en la actualidad, operan dos presas subterráneas en el estado: una de ellas se localiza en la comunidad de Charape de los Pelones, en la capital queretana, y otra más se ubica en la localidad de El Pilón, en Peñamiller. Añadió que se han sostenido pláticas con autoridades de Cadereyta para trabajar en un sistema de este tipo; además, indicó, hay un proyecto ejecutivo terminado para el municipio de El Marqués.

Abundó en que la construcción de estas presas es posible en diversos tipos de terreno, “pero también las formas de las presas ayudan en diferentes terrenos, o sea, es toda una ingeniería muy interesante y novedosa; (…) influyen muchísimos factores para la ubicación y el proyecto y cálculo de una presa bajo tierra”.

La construcción de las presas subterráneas, explicó, parte de la necesidad de contar con agua en determinados lugares donde no existe el líquido, o bien, en aquellos en los que la instalación de un pozo no es económicamente viable. Tras conocer esta necesidad, señaló, se hace una visita al sitio para analizar cuáles son los estudios requeridos para elaborar un proyecto ejecutivo de la obra. El último paso del proceso, manifestó, es la construcción.

“La duración de las presas nosotros la calculamos en, aproximadamente, 90 años. (…) Una presa bajo tierra puede costar el 20, 30 por ciento de lo que cuesta una sobre tierra”, expuso.

A su máxima capacidad de almacenamiento, 60 presas en México: Conagua

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