Durante una misa solemne celebrada en la Catedral, el obispo de la Diócesis de Querétaro, Fidencio López Plaza, pidió por el descanso eterno del papa Francisco
El papa Francisco logró hacer del amor y la misericordia todo un estilo de vida y de trabajo, subrayó el obispo de Querétaro, Fidencio López Plaza, durante la misa que ofició por el eterno descanso del pontífice, quien falleció este lunes.
En su homilía, expresó que el pontífice argentino irradió ternura sin ser ingenuo y enfrentó cuatro grandes desafíos sin ser autoritario.
“Primer desafío, ante una iglesia rígida y funcional, el papa tenía claro desde el principio de su pontificado que había que optar por una iglesia hospital de campaña, compasiva y misericordiosa, a la manera del buen samaritano. Desde esa fuente misericordiosa, nuestro querido papa Francisco bebió y se alimentó, al grado que logró hacer del amor y la misericordia todo un estilo de vida y de trabajo”, afirmó.
Enfatizó que “de su corazón misericordioso” brotó la profecía y una creatividad pastoral impresionante “que le hizo soñar en grande pero con los pies en la tierra”.
“Hermanas y hermanos, con lo ocurrido el lunes 21 de abril, un día después de haber bendecido y deseado una feliz Pascua de resurrección a miles de hermanas y hermanos reunidos en la Basílica de San Pedro, podemos afirmar que fue una manera de decir todo está cumplido y también podemos decir que, en ese momento, Jesús lo miró con misericordia y lo llamó a su lado”, puntualizó.
Los otros tres desafíos que enfrentó el papa, refirió que fue el fenómeno de la mundanidad; pasar del paradigma del señor al paradigma del hermano ante la pretensión del ser humano de conducirse como dueño y señor de todo lo que existe, y, por último, generar un cambio cultural y estructural.
“El papa, en el evento jubilar, nos invita a emprender diversos cambios para afrontar la actual condición de injusticia y desigualdad, recordándonos que los bienes de la tierra no están destinados solo para algunos privilegiados sino que son de todos”, dijo.
Al término de la celebración religiosa, el obispo de Querétaro pidió un aplauso por el papa Francisco a quien calificó como un pontífice con buen humor y esperanza.
