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Queretanos regresan de la pirámide cargados de buen ánimo

Durante este jueves 21 de marzo, cientos de personas se congregaron en la pirámide de la zona arqueológica de El Cerrito para recibir el Equinoccio de Primavera

Decenas de queretanos se alejan con rostro sonriente de una pirámide. Son las 4:30 de la tarde, hora en que se cierran las puertas de la zona arqueológica de El Cerrito, en Corregidora, Querétaro.

Se estima que en el transcurso del día acudieron al lugar 495 personas, casi todas vestidas con ropa blanca porque, de acuerdo con sus creencias, es el color que les facilita captar más nítidamente las energías del cosmos.

Caminan taciturnos, intercambiando opiniones sobre lo experimentado a las orillas de la edificación prehispánica donde antiguamente tribus toltecas y chichimecas realizaban ceremonias religiosas. Es el atardecer del 21 de marzo, día en que se celebra el comienzo de la primavera.

En la era en que la gente suele estar más conectada a redes sociales que a rituales espirituales, ocurre una excepción a la regla cotidiana. Los visitantes de la pirámide decidieron buscar una conexión con la naturaleza. Si lo lograron o no es asunto que rebasa cualquier tipo de comprobación científica.

Su enfoque es inmanentista, pues consideran que la armonía con los elementos de la naturaleza (pero no con una realidad trascendente) les va a proporcionar la paz que anhelan.

Reciben Equinoccio de Primavera

Así lo refleja Carlos, de 62 años, quien se detiene un momento en el camino de regreso y cuenta su experiencia en torno a la pirámide.

“Me tocó participar en una ceremonia para recargar energía, en la cual se hace mención de los cuatro puntos cardinales y se da gracias tanto al cielo como a la tierra que nos permiten seguir en contacto con la naturaleza.”

También comenta que un guía les habló sobre el dualismo cósmico representado por parejas naturales de opuestos como el día y la noche, las cuales permanecen en equilibrio todo el tiempo, sin que se perciba rivalidad, lo cual casi nunca ocurre en las relaciones humanas.

La idea es adquirir esa armonía percibida en la naturaleza y, de alguna manera, manifestarla en la familia, el trabajo y la sociedad, normalmente tan llenos de injusticias y tensiones innecesarias.

“Se trata de mejorar el comportamiento de cada uno de nosotros, para ser mejores padres, amigos o vecinos; es algo muy bonito en que tanto lo social como lo ambiental pueden ser plasmados de manera unificada”, relata Carlos, quien con una mirada amable se despide y camina a paso un poco más rápido para alcanzar a sus familiares, quienes metros más adelante le esperan tranquilos y sin reclamos.

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