El vocero de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, señaló que el dolor y el sufrimiento por el que atraviesa el mundo, unido al dolor de Cristo, se convierte en un dolor redentor
En este momento “vivimos la pasión de Cristo, pero también, hoy podemos decir que experimentamos a nivel mundial la pasión del mundo; pasión de Cristo, pasión del mundo”, dijo el vocero de la Diócesis de Querétaro, Martín Lara Becerril, luego de recordar las muertes provocadas por COVID-19 en el planeta.
Durante la homilía de la celebración eucarística de este Domingo de Ramos, el sacerdote indicó que el dolor y el sufrimiento por el que atraviesa el mundo, unido al dolor de Cristo, se convierte en un dolor redentor, que es la base para una nueva etapa y una nueva historia que la humanidad está por vivir y disfrutar.
“Quiero alentar a todos, a aquellos que de alguna manera sufren a causa de la pandemia, o de otras enfermedades, a todos aquellos que sufren emocionalmente, a todos aquellos que llevan un dolor moral en su vida: Es el momento de unirnos a la pasión de Cristo; es el momento de estar unidos a él; es el momento de morir para poder resucitar con él. A todos, pues, hermanos católicos, en estos últimos días que estamos viviendo de la cuaresma, previo al triduo pascual, les invito a que lo vivamos en este ambiente de silencio, de oración, en este ambiente de ayuno, para preparar nuestro corazón para que todos estemos perfectamente unidos a Cristo”, mencionó.
Abundó en que la pasión de Cristo y la pasión del mundo son la base para una historia renovada, por lo que, añadió, este tiempo se tiene que vivir con esperanza.
“El señor nos ofrece una nueva manera de vivir la fe en la Iglesia doméstica, desde sus casas, vivamos todos de una manera intensa esta Semana Santa y vamos, esta Semana Mayor, desde nuestras casas, la Iglesia doméstica, la familia, ahí se experimenta el misterio de Cristo muerto y resucitado”, expuso.
Lara Becerril recordó que la Semana Santa es un momento para silenciar los ruidos internos y externos, para centrar el pensamiento en la muerte dolorosa de Cristo y su resurrección.
