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Elecciones y cruda mediática

Hace unas semanas, en este mismo espacio hablaba de que había varios medios en el país que se habían alejado del periodismo y sus posturas ideológicas solo fomentaban el de por sí innecesario divisionismo.

Aquellos medios que tanto difundieron los resultados de encuestas que daban falsas esperanzas, repitieron lo que en su momento hizo Ciro Gómez Leyva, que durante semanas infló e infló tendencias preelectorales.

El resultado de la elección no sorprende, pero seguro ni siquiera en Palacio esperaban un triunfo tan arrollador.

Este resultado vuelve a poner en la mesa de discusión lo absurdo que resulta seguir publicando encuestas y convertirlas en el eje central de una pésima y mediocre cobertura periodística.

Y más aún para esos medios.

Desde que la consejera presidenta del Instituto Nacional Electoral dio a conocer los resultados del Conteo Rápido que daban el triunfo al partido Movimiento Regeneración Nacional y sus rémoras, el semblante de las y los lectores de noticias, de quienes solo conducen y no hacen periodismo (el “talento”, dicen en lenguaje televisivo) se descompuso.

Y si ya habían dejado de hacer periodismo desde antes, el aviso oficial de las tendencias electorales los volcó a concentrarse en lo que más les gusta hacer: opinar.

Opinaron en general sobre las causas que quisieron encontrar para justificar el resultado.

Opinaron sobre el futuro del país con base en estos resultados.

En algunos casos trataban de regresar a los lugares comunes de “bueno, no son resultados definitivos, falta el cómputo distrital”, y reiterando que esta tendencia no le daba aún la mayoría de dos terceras partes del Congreso de la Unión para completar las reformas constitucionales que el aún presidente de la República no pudo hacer.

Y al mismo tiempo intentaron aceptar que hay una ganadora con ventaja de dos a uno y que ahora estarán analizando cómo será su relación con la futura presidenta.

El problema de estos medios y periodistas no está en pensar cuál será su relación con el próximo gobierno, sino en qué tipo de periodismo van a hacer.

Estos medios y periodistas se volvieron facciosos, propagandistas, y pretendieron influir en el electorado a base de mentir y simplemente opinar.

Deliberadamente dejaron de lado el periodismo profesional de verificación de información, de análisis de los hechos y los datos duros, para dedicarse a especular desde sus filias y fobias.

Y luego se preguntan por qué hay sectores de la sociedad que no se informan y no los leen.

Claro. Hay otro sector de la prensa que estuvo del lado contrario: haciendo propaganda oficial y oficiosa, siendo caja de resonancia de la campaña oficial y hasta legitimando las ilegales intervenciones del presidente durante toda la campaña.

Esos medios seguirán haciendo propaganda gubernamental y tampoco harán periodismo, porque sus audiencias no están interesadas en recibir información periodística, sino en la transcripción del discurso oficial.

En medio estamos medios y periodistas que sí hacemos periodismo profesional.

En medio está un amplio sector de la sociedad que salió a votar en libertad, que puede o no estar satisfecho con el resultado, pero que sabe que vive en el mismo México que quien ganó prometió hacerlo un gran país. Ese público no quiere decepcionarse.

Cuatro décadas sin Buendía

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