El ritmo de los latidos del corazón, la temperatura corporal y el crecimiento son solo algunos de los procesos en los que participa la tiroides, por lo que, si esta glándula falla, todo el organismo lo resiente
La tiroides es una glándula en forma de mariposa ubicada en la parte delantera del cuello, debajo de la nuez de Adán, y su labor es producir hormonas tiroideas, principalmente la tiroxina (T4) y la triiodotironina (T3), “necesarias para el desarrollo y el funcionamiento de multitud de órganos de nuestro cuerpo”, señalan los especialistas de la Sociedad Valenciana de Endocrinología, Diabetes Y Nutrición (SVEDYN).
Entre las funciones corporales vitales en las que participan las hormonas tiroideas están el control de los latidos del corazón, de la temperatura corporal y de la velocidad a la que los alimentos se mueven por el tubo digestivo. También regulan la asimilación de nutrientes, tienen un papel en el correcto desarrollo del sistema nervioso e intervienen en el crecimiento y desarrollo del organismo, en la fertilidad y en otros procesos.
Para producir estas hormonas, la glándula tiroides utiliza el yodo procedente de los alimentos y del agua.
La tiroides trabaja junto a la glándula pituitaria y al hipotálamo con el objetivo de producir la cantidad justa de energía que el organismo necesita en cada momento: baja durante el sueño, alta en la vigilia y más alta todavía mientras se realiza actividad física.
Mediante un mecanismo complejo, la pituitaria y el hipotálamo ejercen un control sobre la actividad de la glándula tiroides, estimulando o inhibiendo la producción de hormonas.
Cuando hay una enfermedad de la glándula tiroides, los niveles de hormonas son demasiado altos o demasiado bajos, dependiendo de la dolencia. Las principales son: hipertiroidismo, hipotiroidismo, nódulos tiroideos, cáncer de tiroides, bocio y tiroiditis.
Hipertiroidismo
Se produce cuando la glándula tiroides es hiperactiva y produce más hormonas de las que el organismo necesita.
Sus síntomas pueden variar de una persona a otra, pero, según los especialistas del Instituto Nacional de Diabetes, Enfermedades Digestivas y del Riñón, de Estados Unidos (NIDDK, por sus siglas en inglés), pueden incluir “adelgazamiento a pesar de un aumento del apetito, latidos del corazón rápidos o irregulares, nerviosismo, irritabilidad, dificultad para dormir, fatiga, manos temblorosas, debilidad muscular, sudoración o dificultad para tolerar el calor, deposiciones intestinales frecuentes y un abultamiento en el cuello conocido como bocio”.
El tratamiento del hipertiroidismo depende de la causa que lo haya producido, de la gravedad de la enfermedad y de las condiciones de la persona afectada.
En función de estas variables, los especialistas en endocrinología pueden indicar la toma de medicamentos, la terapia con yodo radiactivo o la cirugía.
Hipotiroidismo e hipertiroidismo
Desde el NIDDK advierten: “Casi todas las personas que reciben terapia con yodo radiactivo desarrollan hipotiroidismo más adelante. Sin embargo, el hipotiroidismo es más fácil de tratar que el hipertiroidismo y causa menos problemas de salud a largo plazo”.
El hipotiroidismo ocurre cuando “la glándula tiroides no es capaz de producir suficientes hormonas tiroideas para mantener el funcionamiento normal del cuerpo”, manifiestan los expertos del Hospital Clínic de Barcelona.
Los síntomas más habituales de hipotiroidismo son: cansancio, intolerancia al frío, disminución de memoria, apatía, indiferencia, depresión, piel y cabello seco o quebradizo, fragilidad en las uñas, palidez en la piel, aumento de peso, estreñimiento y somnolencia excesiva.
Por lo general, las personas con hipotiroidismo deben tomar a diario levotiroxina, un fármaco a base de hormonas tiroideas sintéticas, es decir, fabricadas en laboratorio.
Nódulos tiroideos
Un nódulo es un grupo de células agrupadas en forma de nido o conglomerado, formando un tumor. “Más del 95 por ciento de los nódulos tiroideos es benigno”, detallan los especialistas del Hospital Clínic.
Esta entidad indica que los nódulos cancerosos o los que son sospechosos de serlo deben extirparse mediante cirugía. Los benignos o aquellos que son muy pequeños para que se les pueda hacer biopsia deben vigilarse con una ecografía cada seis o 12 meses, y la persona tiene que acudir anualmente a su médico para someterse a un examen físico.
El cáncer de tiroides es el noveno tumor más prevalente en el mundo. Aunque se diagnostican más casos cada año, la supervivencia ha aumentado un 15 por ciento en la última década gracias a su abordaje multidisciplinar.
Sin embargo, el tratamiento del cáncer de tiroides no está exento de complicaciones, pues la cirugía, llamada tiroidectomía, en ocasiones puede dejar secuelas en el paciente, especialmente problemas en la voz y en el metabolismo del calcio.
El bocio, un aumento anormal
Otra patología de la tiroides es el bocio, que consiste en un aumento anormal de esta glándula. “Es importante saber que la presencia de un bocio no implica necesariamente que la tiroides no funcione bien”, subrayan los especialistas del Hospital Clínic de Barcelona. De hecho, afirman que en este caso la cantidad de hormonas puede ser normal, excesiva o escasa.
Muchas veces, el único síntoma que produce el bocio es la aparición de un bulto en la zona anterior del cuello. Otros síntomas que pueden aparecer son problemas para deglutir, dificultad respiratoria y afonía.
Desde la Clínica Universidad de Navarra aclaran que los bocios pequeños difusos o con nódulos mínimos y que funcionan con normalidad únicamente requieren vigilancia periódica. Cuando el bocio cursa con hipertiroidismo o hipotiroidismo debe aplicarse el tratamiento correspondiente a estas patologías.
Además, en algunos casos, por ejemplo, cuando el crecimiento es muy rápido o hay síntomas compresivos, puede ser recomendable la cirugía para extirpar la tiroides total o parcialmente.
Tiroiditis
Es una inflamación de la glándula tiroides causada por un ataque autoinmune o una infección viral.
“Esta inflamación determina, en una primera fase, la liberación de la hormona tiroidea que hay dentro de la glándula, lo que causa hipertiroidismo. Posteriormente, disminuye la función tiroidea, lo que provoca hipotiroidismo. La tiroiditis puede ser permanente o transitoria (por ejemplo, la tiroiditis posparto)”, detallan los endocrinólogos del Hospital Clínic de Barcelona.
El tratamiento de la tiroiditis busca reducir sus síntomas: el dolor, los niveles altos de hormonas tiroideas en sangre o el hipotiroidismo.
“No se puede combatir la causa autoinmune porque no se conoce al agente desencadenante y las consecuencias de la enfermedad tiroidea son menores y tratables en comparación con los efectos secundarios de un tratamiento inmunosupresor de por vida”, sostienen.